En el Mes de la Mujer Trabajadora, el Centro de Liderazgo Educativo +Comunidad reafirma su compromiso con seguir trabajando por una educación sin sesgos de género y libre de estereotipos.
Nuestra misión es trabajar junto a las comunidades educativas en la tarea de derribar todas las barreras que impiden acceder a niñas, niños, adolescentes y docentes a espacios de equidad y respeto.
Bajo esta premisa, hemos preparado el especial “Voces que enseñan”, una serie de entrevistas a lideresas del sistema escolar de distintos territorios del país, quienes a través de sus testimonios revelarán cómo es abrirse camino en un sector donde ha estado presente la discriminación y la invisibilización hacia las mujeres.


Testimonio
Alejandra Acevedo González, directora Escuela Ramiro Roa González de Curanilahue, Región del Biobío.
¿En qué ámbito de tu quehacer profesional consideras que has podido ejercer liderazgo y cómo lo has llevado a cabo?
Creo que uno va formando el liderazgo con el tiempo, recuerdo haber sido de niña muy tímida y en la universidad vine a despertar con ayuda de profesores y profesoras, principalmente mujeres, que potenciaron áreas mías que me hicieron darme cuenta de que podía avanzar y enfrentarme a los desafíos.
Mi transitar profesional empezó en Curanilahue, luego de estudiar Educación de Párvulos en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación en Santiago. En la Escuela Pablo Neruda, donde trabajé muchos años, comencé a realizar la coordinación del nivel de manera espontánea, sola me fui preocupando de distintos detalles y avanzando en ese proceso. Luego, por mi experiencia, trabajé apoyando la inspectoría general de la escuela y posteriormente en la Unidad Técnico Pedagógica, donde llegué a ser Jefa Técnica.
Me he enfrentado a grandes desafíos en distintas áreas durante mi carrera docente y creo que el liderazgo tiene que ver con no tener miedo a enfrentar estos retos, no tener miedo a confiar en las capacidades de uno mismo, las mujeres podemos mucho, las educadoras de párvulo podemos mucho.
Uno de mis grandes desafíos fue demostrar que como educadoras de párvulos éramos mucho más que lindas señoritas que jugaban con los niños, como decían algunos. Como profesionales, tenemos mucho que entregar, partiendo por la sensibilidad distinta que nos caracteriza y que actualmente es tan necesaria, la humanización, la educación cercana y fundada en lo lúdico, en las emociones.
En el año 2021, se abrió la posibilidad de postular a la dirección de distintos establecimientos en la comuna. Postulé, sin pensar que podía quedar, lo hice para probarme a mí misma. Las cosas se dieron de otra forma y no me di ni cuenta cuando ya había sido seleccionada, porque no era algo que yo buscaba, pero los caminos se abren, el universo te plantea desafíos. No niego que hubo temores, cuestionamientos de si iba a ser capaz. La Escuela Ramiro Roa tiene 97 años, una gran trayectoria con más de 1.200 estudiantes, liderar un establecimiento así, era un tremendo desafío. Creo que soy la primera mujer directora de esta escuela y, además, educadora de párvulos.
En mi experiencia, las claves están en aportar, hacer comunidad, formar equipos con un liderazgo horizontal, donde nos podamos mirar a la cara y podamos decirnos las cosas con respeto y cariño.
¿Cuáles serían las principales características de su liderazgo y por qué?
Mi liderazgo es uno colaborativo, empático, un liderazgo donde las redes son primordiales, tanto internas como externas. Es fundamental para mí instaurar relaciones basadas en el buen trato, con respeto hacia toda la comunidad educativa, con cercanía y humanidad.
Como mujer, ¿cuáles han sido los principales desafíos en tu camino y gestión de liderazgo?
Un gran desafío fue ser educadora de párvulos, superar prejuicios en torno a mi carrera. Demostrar que las educadoras de párvulos del Mineduc, teníamos la misma calidad profesional que las de cualquier otra institución. El ser Jefa Técnica y después Directora, siendo educadora de párvulos también fue un reto.
En el ámbito personal, que de alguna forma se entrelaza con el profesional, comencé hace algunos años atrás una búsqueda de autoconocimiento, que me llevó a formarme como instructora de yoga y a posicionar el autocuidado como una prioridad. Esto me ayuda hoy a enfrentar estos desafíos con humildad, con sencillez.
Como líder, mi gran desafío ha sido demostrar que las mujeres somos capaces, que tenemos sensibilidades y capacidades distintas que son necesarias actualmente, tanto en educación como en diversos ámbitos de la vida.
¿Qué aspectos de tu experiencia te gustaría transmitir a otras mujeres que se encuentran en la vía del liderazgo?
Siempre a las educadoras jóvenes les digo que siempre podemos, que las mujeres podemos. Tenemos que creernos el cuento, que somos capaces. Sentirnos y creernos poderosas. Esta sociedad no se concibe sin nosotras y necesita mujeres empoderadas, humanas. No tenemos que ponernos techo, no tenemos que limitarnos porque siempre se abren puertas y ventanas.
¿Cómo proyectas tu liderazgo?
Hoy, proyecto mi liderazgo en esta escuela. Queremos construir una escuela acogedora, un espacio donde nos relacionemos de manera saludable, donde la educación tenga un sentido, no solo pensando en lo cognitivo o academicista, una educación para la vida donde podamos relacionarnos unos con otros buscando el bienestar común. Creo que es primordial apuntar a una educación basada en las emociones, donde se aprenda para la vida y no para cumplir una nota.

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