Luego de conocerse los negativos resultados del Diagnóstico Integral de Aprendizaje (DIA) 2021 -que concluyeron que los estudiantes entre 6to básico y IV medio no alcanzaron los aprendizajes necesarios durante 2020- la propuesta de retorno obligatorio a clases se ha tomado el debate en los últimos días.

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No fueron alentadoras cifras. Tras aplicar la medición en 7 mil colegios y 1.8 millones de estudiantes del país, la Agencia de Calidad del Ministerio de Educación, aseguró que los estudiantes de enseñanza media no alcanzaron el 60% de los aprendizajes necesarios, pero la situación más grave ocurre en la medición de matemática en segundo medio: los jóvenes aprendieron solo un 27% de los contenidos.
El Diagnóstico Integral de Aprendizaje incluye evaluaciones de Lectura (desde 2° básico a III medio) y Matemática (desde 3º básico a III medio).
Daniel Rodríguez, secretario ejecutivo de la Agencia de Calidad de Educación, destacó el compromiso y participación de los colegios, por la amplia cobertura lograda, sobre el 81%. “Pero los resultados son peores de lo esperado: el sistema no se recuperará solo y tenemos mucho trabajo pendiente. A partir del 14 de junio comenzará una evaluación de monitoreo para los avances de este primer semestre“, agregó.

Eso sin duda resonó en la necesidad del retorno a clases presenciales. En el caso de la región de Ñuble, desde la Seremi de Educación sostienen que en más de 300 unidades educativas (incluyendo el nivel parvulario) los estudiantes han regresado paulatina y voluntariamente a las aulas, conforme a los aforos y planes de funcionamiento de cada establecimiento. Sin embargo, advierten que en algunas comunas aún existen municipios que no han abierto sus puertas.
“Vemos con especial preocupación a aquellos municipios que, a pesar de estar en fase 2 -e incluso en fase 3- que aún no han puesto a disposición de los estudiantes sus establecimientos educacionales. El sistema educacional municipal posee un alto porcentaje de alumnos vulnerables y no queremos aumentar las brechas entre nuestros estudiantes por no tener la oportunidad de acudir a sus recintos educativos (…) Hemos sido enfáticos en señalar que los establecimientos educacionales deben estar disponibles para que sean las familias y los padres y apoderados quienes decidan si sus estudiantes asisten o no, esto es un derecho de niños, niñas y jóvenes y los alcaldes deben velar por cumplirlo”, señaló el seremi Daniel San Martín.
Clases online y baja asistencia presencial
En algunos establecimientos, como el Colegio Creación de Chillán (606 alumnos), el 24% asistente a clases lo hizo de manera voluntaria, siendo la mayoría de enseñanza en salas. El establecimiento particular subvencionado ha desarrollado la enseñanza remota y presencial por separado y no de manera simultánea, como la mayoría de los colegios lo hace. A juicio de la comunidad, han tenido resultados satisfactorios e incluso hizo crecer la matrícula. La directora del colegio sostuvo que las clases virtuales no reemplazan a las presenciales, pero que la tecnología llegó para quedarse, para complementar así de manera eficiente otras áreas del proceso educativo.
Por su parte, el presidente del Centro de Padres y Apoderados del Colegio San Vicente, Alex Ferrada, se mostró preocupado por aquellos alumnos con dificultades del aprendizaje. “Hay programas que ayudan a niños que tienen déficit atencional y otras dificultades, y para ello ha sido más complejo: son quienes necesitan más estar en forma presencial, pero en la situación que nos encontramos, las familias hemos elegido ante todo la salud”. Agrega que el 1% de las familias estaría enviando a los alumnos al colegio (de un total de 1.017 alumnos) por temor al contagio.
Si bien en Chillán existen 30 escuelas y liceos municipales abiertos, la presencialidad es baja, aseguró Verónica Llanos, presidenta del Centro General de Padres de Escuelas y Liceos Municipales de la capital de Ñuble. “En el Liceo Narciso Tondreau, de 600 alumnos, retornó un 12% y en escuelas hay muchas con 0% de asistencia“, precisó Llanos, que considera prudente volver a las aulas cuando los estudiantes estén vacunados contra el Covid. Detalló que la conexión a internet “no es la más adecuada en este minuto”. Mostró preocupación por alumnos del sector rural y la ausencia de buses de acercamiento. “Tampoco están funcionando los internados, y por ser de sectores rurales lejanos, no pueden viajar todos los días”. Así, la calefacción a pellet y la electricidad también les complica, porque se sobrecarga la red para las clases remotas.
Déficit de conocimientos

Con respecto a los resultados de la Agencia de Calidad, Jorge Ulloa, director del Centro de Liderazgo Educativo +Comunidad, asegura que es preocupante la pérdida de aprendizaje que se ha evidenciado en pandemia, pero que se arrastra desde mucho antes y la contingencia la vino a agudizar. “Lo relevante es que, si tu miras los datos de 2019, ya esos datos antes de la pandemia eran críticos en términos de resultado de aprendizaje de los estudiantes”, sostuvo.
“Estos resultados no son nada nuevo. Con mayor razón en condiciones de pandemia, donde los profesores, los estudiantes y familias han tenido que aprender a conectarse, donde la conectividad es un tema crítico en este país, nuevamente quedó evidenciada la brecha”.
Además, el profesor manifestó que no es adecuado comparar los resultados obtenidos de la evaluación diagnóstica del Mineduc, con un año normal, como se está haciendo en la actualidad. “No son comparables. Desde el punto de vista técnico, si yo quisiera interpretar estos resultados, ¿con qué los comparo? No los puedo comparar con el 2019 o 2017. No puedo, porque fueron medidos en contextos distintos. Entonces esta evaluación diagnóstica es única, cuando tengamos la próxima pandemia, vamos a poder comparar”, resaltó el académico de Facultad de Educación de la Universidad de Concepción.
Para el docente es deseable que los alumnos puedan integrarse pronto a sus establecimientos. Sin embargo, dijo que se debe escuchar la voz de los expertos en materia sanitaria, considerando que han consignado que la situación sanitaria es disímil en cada punto del país. “Creo que se debe evaluar caso a caso, territorio a territorio. Es lo más aconsejable y no imponer la obligatoriedad, así como ley para todos. Hay que considerar que la decisión la podrán tomar las autoridades, sostenedores y los profesores, pero la última decisión la toma la familia”, expresó.
Bajo el escenario emergencia que cambió las condiciones de enseñanza y complicó el aprendizaje, Ulloa evaluó los niveles más afectados. “Desde mi punto de vista la interacción social es clave en los primeros años de vida y de escolaridad. Los niños tienen necesidades fundamentales para la vida que son derecho para ellos, leer, escribir, razonamiento matemático, herramientas que le sirven para enfrentar la vida, pero también la interacción social, vivir en sociedad. En esos primeros años, especialistas están notando que niños están teniendo necesidades, producto de este prolongado tiempo de no tener interacciones con otros. Ahí hay una tarea prioritaria por hacer. Y en los demás, trabajar nivelación de aquello que creo que necesitamos desarrollar en estudiantes de alumnos de niveles superiores. Al recibir estudiantes de cuarto medio, las universidades deberían hacer actividades remediales”, sostuvo.
Grandes diferencias

Por su parte, Óscar Nail Kröyer, presidente del directorio de +Comunidad y decano de la Facultad de Educación de la Universidad de Concepción, destacó que existe consenso en el sistema educacional municipal, subvencionado y particular sobre la importancia de las clases presenciales, sin embargo, existen diferencias en cuanto al retorno a las aulas, debido a las condiciones laborales, físicas, psicológicas, sociales e infraestructura que ofrece cada sistema para la seguridad de los profesionales y alumnos.
“Lo que he visto es que el mundo municipal -por lo general- no está decidido o seguro de volver a clases. No solamente los profesores, sino también las familias que no están enviando a sus niños a las escuelas, aún cuando las escuelas estén legalmente abiertas y disponibles para ir a la clase presencial. Eso refleja que las familias están con temor, creen que están más seguros en sus casas, entonces toman sus resguardos y no envían a los niños”.
“En el mundo particular subvencionado ocurre que aquellas escuelas que están más organizadas y con más condiciones, están abiertas, pero los alumnos no están asistiendo en su totalidad, y de alguna manera se da la relación que en el colegio que tiene más condiciones, más infraestructura, más seguridad, más condiciones laborales, hay presencialidad. Y en los particulares que siguen siendo un 6% o 7% de la población estudiantil chilena, tanto las familias como las escuelas tienen mayores niveles de seguridad y eso está asociado a una variable que también es súper importante -independiente de que la clase sea presencial, híbrida u online- y son las condiciones de acceso a la internet, la conectividad y los insumos computacionales, porque ahí se va a ver un mundo muy distinto en el mundo municipal que en el mundo particular subvencionado y particular privado”, agregó.
El docente recalcó que la realidad de la educación en Chile evidencia una alta segmentación y grandes diferencias entre cada uno de los sistemas, siendo problemas que venían presentándose antes de la pandemia, y que hoy día solo son más visibles y se han profundizado.
Nail sostiene que uno de los principales problemas que dificultan las clases en los establecimientos con modalidad híbrida es la conectividad. “El sistema híbrido en muchas escuelas particulares subvencionadas no ha funcionado, porque los profesores están en simultáneo en sus salas, con dos o tres alumnos que van presencial, y 30 alumnos que están desde sus casas, entonces para eso se requiere un colegio con alta capacidad de internet. Si todos los profesores están haciendo clases simultáneamente en sus salas, entonces el sistema también ha fallado con la tecnología, y hay que afinar esos aspectos que por supuesto tienen que ver con la calidad de los aprendizajes y eso lo dicen los estudios”, puntualizó.